martes, 25 de septiembre de 2007

Anónimo

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y dice:

- Maestro, un amigo habla de ti con malevolencia…

- ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

- ¿Las tres rejas? -preguntó él.

- Sí, la primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?

- No, lo oí comentar a unos vecinos.

- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?

- No, en realidad, no. Al contrario.

- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber esto que tanto te inquieta?

- A decir verdad, no.

- Entonces… -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

2 comentarios:

Pedro dijo...

Me ha gustado. Este cuento merecería tener una firma.

Desde mi Atalaya dijo...

Este cuento es muy cierto y muchos deberiamos antes de abrir la boca, ponernos a pensar en las tres rejas..asi no hariamos danno.
Me encanta tu blog y me encanta que seas Asturiano
Soraya
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www.uncieloasturianoenperu.wordpress.com

 

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