El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y dice:
- Maestro, un amigo habla de ti con malevolencia…
- ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas? -preguntó él.
- Sí, la primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?
- No, lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
- No, en realidad, no. Al contrario.
- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber esto que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces… -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
- Maestro, un amigo habla de ti con malevolencia…
- ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?
- ¿Las tres rejas? -preguntó él.
- Sí, la primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente
cierto?
- No, lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
- No, en realidad, no. Al contrario.
- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber esto que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.
- Entonces… -dijo el sabio sonriendo-, si no es verdad ni bueno ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
2 comentarios:
Me ha gustado. Este cuento merecería tener una firma.
Este cuento es muy cierto y muchos deberiamos antes de abrir la boca, ponernos a pensar en las tres rejas..asi no hariamos danno.
Me encanta tu blog y me encanta que seas Asturiano
Soraya
visita:
www.uncieloasturianoenperu.wordpress.com
Publicar un comentario