viernes, 14 de septiembre de 2007

Melodías que no puedes dejar de tatarear...

Con tanta ida y venida, necesito mi sillón para descansar un rato. Pondré algo de música. Eso sí, hoy tocan esas canciones cuyas notas no puedo dejar de canturrear en mi cabeza a pesar de haberlas escuchado dos veces, y no precisamente, en la radio.

A veces, me pasa que, estando en mitad de la sección de congelados del supermercado, descubro mis pies siguiendo el compás mental de una melodía que he escuchado en una película que, ni siquiera, es conocida.

Tengo la extraña atracción por largometrajes que muchos calificarían de auténticos bodrios, pero que me han llevado en más de una ocasión a disfrutar con sus bandas sonoras, ni mejores ni peores, si bien las mismas me han cautivado, hasta el punto de patearme tiendas de música en su búsqueda, cuyo resultado ha sido siempre infructuoso. Menos mal que Internet nos brinda la posibilidad de hallar en cualquier punto del mundo lo que ansiamos.

Recientemente, he buceado en mi filmoteca, rescatando de lo más profundo un par de rarezas inclasificables que me encantan, cuyos títulos no os dirán nada: “Jóvenes talentos” y “Camp. Refugio de artistas”, pero, bueno, para gustos se hicieron los colores. Por cierto, mi favorito es el azul, ¿y el tuyo?

Ambos filmes no tienen nada de especial, ni destacan sus argumentos, quizás más bien típicos y previsibles, hasta resultarán aburridos para algunos, pero sus composiciones musicales forman una rara especie que se instala en tu cabeza y comienza a invadirte con sus notas, las cuales no puedes parar de tatarearlas mentalmente.

Por un lado, “Jóvenes talentos” hace que, a través de cada canción, vayas viviendo los diversos estados de ánimo de sus protagonistas: Luke (Steven Strait) y Brier (Pell James), cuando sus vidas profesionales como cantante y modelo respectivamente se cruzan por casualidad en Los Ángeles, devolviéndoles a su memoria una anécdota del pasado: su fugaz encuentro en el metro de Nueva York.

Temas como “Boomerang”, “Half lit”, “Never said anything”, “This is living”, “Undiscovered” (título real de la película), “Smart in a stupid way”, “That’s why I love you”, etc... han pasado a formar parte de mi galería musical como un referente esencial.

Por otro lado, “Camp. Refugio de artistas”, título de la otra rareza, ya lo dice todo por sí solo: un campamento de verano es el escenario donde jóvenes artistas soportan hasta la extenuación clases y actuaciones enfocadas a poner en escena ante un público real lo adquirido durante ese tiempo, mezclándose todo ello con las propias historias personales de sus protagonistas marcadas por su homosexualidad, su soledad, su afán de superación, el rechazo paterno, sus traumas, etc., estando salpicadas por canciones como “I sing for you”, “Wild horses”, “Right on be free”, “Skyway”, “I believe in us”, “Round are way”, etc…

Destaco, entre todos, el fabuloso corte “Century plant” con el que logro evadirme del mundo exterior en esta buhardilla.

Son como un virus que ha contagiado mi mente hasta transformarla en un potente altavoz que no cesa de reproducir sus notas.

"...Only once in a hundred years, it flowers gracefully... and you never know when it will bloom.. Hey!.. Do you wanna come out and play the game?... It's never too late... Clementine Hunter was fifty four, before she packed up and came... Old Uncle Taylor was eighty one.. when he rode his bike.. across the plains of China... Now he brings roses to his sweetheart.. she lives most any where... he sees someone sufferin'... he knows that despair... Hey!.. Do you wanna come out and play the game?... It's never too late... " ("Century plant" de The Company (Camp OST)

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