lunes, 13 de agosto de 2007

"Wish you were here" ...

Bienvenido de nuevo. ¡¡Oh!!. Disculpa, se me ha olvidado apagar el reproductor y estará sonando mi canción preferida: "Wish you were here" de Pink Floyd.

Mmmm... "How I wish, how I wish you were here... We're just two lost souls... swimming a fish bowl... year after year... running over the same old ground ... What have we found?... The same old fears... Wish you were here..."

¡¡¡Bufff!!!... Una canción soberbia, incalificable. Parte de la historia musical, incluida en el álbum del mismo nombre publicado en 1975 por Pink Floyd. Este trabajo rinde tributo a Syd Barret, quien fuera cantante, guitarrista y compositor de la banda, pero que tuvo que abandonarla a finales de los años 60 por sus problemas mentales derivados del abuso de drogas psicoactivas, circunstancia con un profundo efecto en las letras de sus nuevos líderes, Roger Waters y David Gilmour, sustituto con la guitarra de Syd, quienes muchas veces se inspiraron en la desintegración de su antiguo líder para sus composiciones.

Su letra muestra los sentimientos de alienación de Roger Waters hacia otras personas y hacia él mismo, además de referirse a Syd Barrett.

Seguro que has tenido la tentación de volver a escucharla. Ese comienzo brutal de Gilmour tocando una guitarra de doce cuerdas es inolvidable.

Bueno...bueno... veo que tu curiosidad por conocer los entresijos de mi buhardilla, te ha llevado a elegir hoy mi desgastado cuaderno de viajes. Espero no defraudarte cuando comiences a leer su prólogo, que reza así:

Viajar, un placer que no es propiedad exclusiva de prósperas cuentas corrientes. Quizás el bolsillo suponga un límite a la capacidad de desplazarse geográficamente, pero mientras se tenga mente e ingenio, hay de sobra.

Conocer otros lugares, otras culturas, otras personas sirve de enriquecimiento persona, una experiencia difícil de olvidar, aunque no es necesario que te vayas a la otra punta del globo terráqueo. A pocos kilómetros de aquí, puedes disfrutar de un hermoso atardecer, del canto de un pájaro, del aroma de la tierra húmeda, de la caricia del césped en la planta de tus pies y del refrescanete sabor del agua de un manantial.

Tranquilo, puedes descansar en esa butaca, pero cierra los ojos y déjate llevar por el sentimiento de "Wish you were here", ya habrá tiempo de retomar la lectura de "La bitácora de Alex".

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