Quizás no todos saben que hoy tiene lugar otro acontecimiento muy importante y digno de tener en cuenta: el Día de los Sin Techo, bajo el lema “Por una salud digna para todos. El alta médica es una mala noticia… si vives en la calle”.
En España, se estima que más de 30.000 personas carecen de techo y unas 273.000 viven en infraviviendas, mientras que hay alrededor de 3 millones de personas sin hogar y otros 15 millones que habitan en viviendas precarias en la Unión Europea.
En nuestra propia ciudad, se puede ver diariamente la imagen de personas mendigando a la entrada de las iglesias o establecimientos alimentarios; rebuscando en los cubos de la basura; durmiendo en algún banco del parque bajo cartones.
Son individuos sumergidos en una situación de vulnerabilidad y exclusión social por los más variopintos motivos: desempleo o empleo precario, analfabetismo, drogadicción, enfermedades mentales, ludopatía, alcoholismo, discapacidades físicas, etc., que se convierten en protagonistas, muchas veces, de noticias con tintes dramáticos, como sería el caso no tan lejano de la indigente quemada en el interior de un cajero de La Caixa en Cataluña por parte de tres individuos, entre ellos, un menor, cuyas imágenes fueron difundidas por todas las cadenas televisivas.
Ellos también forman parte de esa crónica de sucesos, estando siempre presente algún signo de violencia, lo que me lleva a aseverar que el colectivo de personas sin techo son un ejemplo muy representativo de la afirmación realizada en mi anterior entrada, cuando señalaba que cualquier persona puede ser víctima de violencia con independencia de su sexo, edad, posición socioeconómica o herencia étnica.
Sufren en sus propias carnes reiteradas escenas de violencia física, sexual, económica, estructural, psicológica como la amenaza, el insulto, la indiferencia… de quienes deberían resolver su situación, en especial, y de la sociedad en general; la explotación sexual con el fin de disponer de cama o comida; el no acceso a educación suficiente y adecuada; la mendicidad; y otras muy similares.
Tal vez no hagan tanto ruido, ni ocupen alguna línea en los discursos de las campañas electorales, pero no, por ello, el resto de la sociedad debamos darles las espalda, sobre todo, teniendo en cuenta la especial incidencia que las enfermedades mentales tienen en ellos, al margen del origen de las mismas. (En otra ocasión, abordaré el debate de las enfermedades mentales).
Desde aquí, pedir que unifiquemos esfuerzos en pro de alcanzar una mejor calidad de vida en el seno de nuestra sociedad y logremos transformar fechas como éstas en actos de “celebración” y no de “lucha”, “protesta”, “reivindicación”.
En España, se estima que más de 30.000 personas carecen de techo y unas 273.000 viven en infraviviendas, mientras que hay alrededor de 3 millones de personas sin hogar y otros 15 millones que habitan en viviendas precarias en la Unión Europea.
En nuestra propia ciudad, se puede ver diariamente la imagen de personas mendigando a la entrada de las iglesias o establecimientos alimentarios; rebuscando en los cubos de la basura; durmiendo en algún banco del parque bajo cartones.
Son individuos sumergidos en una situación de vulnerabilidad y exclusión social por los más variopintos motivos: desempleo o empleo precario, analfabetismo, drogadicción, enfermedades mentales, ludopatía, alcoholismo, discapacidades físicas, etc., que se convierten en protagonistas, muchas veces, de noticias con tintes dramáticos, como sería el caso no tan lejano de la indigente quemada en el interior de un cajero de La Caixa en Cataluña por parte de tres individuos, entre ellos, un menor, cuyas imágenes fueron difundidas por todas las cadenas televisivas.
Ellos también forman parte de esa crónica de sucesos, estando siempre presente algún signo de violencia, lo que me lleva a aseverar que el colectivo de personas sin techo son un ejemplo muy representativo de la afirmación realizada en mi anterior entrada, cuando señalaba que cualquier persona puede ser víctima de violencia con independencia de su sexo, edad, posición socioeconómica o herencia étnica.
Sufren en sus propias carnes reiteradas escenas de violencia física, sexual, económica, estructural, psicológica como la amenaza, el insulto, la indiferencia… de quienes deberían resolver su situación, en especial, y de la sociedad en general; la explotación sexual con el fin de disponer de cama o comida; el no acceso a educación suficiente y adecuada; la mendicidad; y otras muy similares.
Tal vez no hagan tanto ruido, ni ocupen alguna línea en los discursos de las campañas electorales, pero no, por ello, el resto de la sociedad debamos darles las espalda, sobre todo, teniendo en cuenta la especial incidencia que las enfermedades mentales tienen en ellos, al margen del origen de las mismas. (En otra ocasión, abordaré el debate de las enfermedades mentales).
Desde aquí, pedir que unifiquemos esfuerzos en pro de alcanzar una mejor calidad de vida en el seno de nuestra sociedad y logremos transformar fechas como éstas en actos de “celebración” y no de “lucha”, “protesta”, “reivindicación”.
5 comentarios:
Vengo aquí desde el blog de Pedro y me encanta descubrir tu buhardilla, me han gustado siempre esas buhardillas donde duermen el paso del tiempo todo tipo de objetos, será que soy cancer y nos encanta coleccionar recuerdos y sumergirnos entre ellos.
Respecto al día de los sin techo, o el que hoy se ha conmemorado en contra de la violencia de género, a mí lo que realmente me gustaría es que desaparecieran todo tipo de "Días de..." y la cotidianeidad fuera ocuparse de todo eso, es decir, combatir la pobreza, combatir la violencia contra las mujeres, etc.. Pero qué le vamos a hacer! Tal vez, algún día ese sueño se haga realidad!
Un saludo
Hola Alex!!!
Es la primera vez que entro en tu blog y voy de sorpresa en sorpresa, ten por seguro que volveré.
y no, no tenía ni idea de que hoy era el día de los sin techo.
Un beso.
pd. me ha encantado entrar a tu blog.
Hola Alex¡¡¡
Yo tampoco sabía que hubiera un día de los sin techo, sería estupendo poder celebrar en algún momento que ya no hace falta porque se ha conseguido superar esos limites de pobreza tan inhumanos.
Me ha encantado tu post.
Cuídate. Un montón de besos
Y seguirá habiendo sin techo, Alex, cada día más. Porque cada día son mayores las diferencias sociales, la enajenación de los cuerdos y la falta de sensibilidad.
Los seguirá habiendo...
En fin...
Un abrazo.
La pobreza es el primer problema al que tendríamos que enfrentarnos,pero perdemos el tiempo en enfrentamientos absurdos.Besos,salud¡¡¡.
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