miércoles, 9 de enero de 2008

"American Gangster"

Estas fechas navideñas suelen ser un buen reclamo para el público ávido de disfrutar en la gran pantalla de una buena película. Por ello, cada año se sufre un aluvión de estrenos, de los que conviene hacer una pertinente selección, pues no todo lo que se anuncia a bombo y platillo es tanto como pregonan, si bien “American Gangster” se convierte en una gran salvedad.

Realmente no encuentro palabras para definirla, pero si hubiera que escoger una, sería colosal en todos los sentidos, porque te mantiene desde su inicio hasta su final con los ojos pegados en el desarrollo de la historia, al margen de sus dos horas y media de duración, por sólo recrearse en el magistral trabajo del director Ridley Scott.

"American gangster” nos presenta la vida de Frank Lucas (Denzel Washington), un hombre pobre, que llegó a Harlem en los años 40 y que se convirtió en el primer gran traficante negro de la época, lo que llamó la atención de Richie Roberts (Russell Crow), detective en el condado de Essex, Nueva York.

Quizás lo que más me ha llamado la atención de esta historia es el personaje de Frank Lucas por ver como respeta al pie de la letra un estricto código familiar, al mismo tiempo que vende auténtico veneno a miles de miembros de su comunidad, pero lógicamente hay que adentrarse por completo en toda la trama de la película para poder apreciar un detalle así.

Todo arranca, en 1968, con la muerte de Bumpy Johnson, padrino negro de Harlem, cuya mano derecha durante dos décadas fue Frank Lucas, quien, desde ese instante, toma las riendas del negocio, metiéndose en el incipiente tráfico de heroína a gran escala. Para ello, no duda en trasladarse al sureste de Asia y tratar con los productores directamente, quienes le van a proporcionar el mejor producto del mercado, dado su alto grado de pureza.

Antes de que esta mercancía inunde las esquinas de Harlem, Lucas ha de hallar la forma idónea para su importación sin levantar sospechas, por lo que debe servirse de los contactos que establece con oficiales del ejército americano destacado en Vietnam, en lo que se acabará conociendo como la "conexión cadáver", pues la heroína es transportada en los ataúdes e, incluso las propias bolsas de plástico, que contienen los cadáveres de soldados repatriados a Estados Unidos.

A partir de ese momento, “Blue Magic” comienza a hacer furor entre los miles de adictos existentes en esa época, tanto por su calidad como por su bajo precio, lo que llevará a su mentor a encumbrarse en la cúspide del imperio neoyorquino de la droga, amansando ingentes cantidades de millones de dólares y borrando a tiro limpio del camino a quien se opusiese a su voluntad.

Como en muchas empresas y una vez instaurado en el poder, Frank decide ayudarse de su propia familia, la cual viaja a Nueva York para establecerse finalmente allí.

Asistimos al emotivo reencuentro entre la matriarca, Mamá Lucas (Ruby Dee), y su hijo pródigo, Frank Lucas, aquel temporero crecido en la más absoluta pobreza de un pueblo sureño, que aterrizó, en 1946, en Nueva York, tras haber sido testigo del asesinato de su primo por el Ku Flux Klan en La Grange, Carolina del Norte.

El cabeza de los Country Boys es su hermano menor Huey (Chiwetel Ejiofor), también cuenta con su otro hermano Turner (Common) y su impresionable sobrino Stevie (T.I.).

Frente al mundo de este primer gran “capo” negro de la droga, Ridley Scott nos ofrece la vida de Richie Roberts: un donjuán de policía que lucha por salvar su vida personal y conservar su impecable trayectoria profesional.

La corrupta ciudad de Nueva Cork extiende sus tentáculos hasta las mismísimas unidades policiales, si bien Roberts es la excepción que confirma la regla, lo que lleva a granjearse la enemistad del resto de sus compañeros a raíz de un episodio, que no desvelaré, y que le llevará a comprobar como su propio departamento decide que no es un hombre de confianza.

No obstante, ello no será obstáculo para que las miradas de altos cargos policiales y judiciales recaigan sobre él con el fin de crear una unidad de narcóticos bajo su mando, circunstancia ésta que implicará que se crucen los, hasta esos momentos, caminos paralelos de Richie Roberts y Frank Lucas.

La puesta en marcha de esa nueva unidad, sumado a la entrega de Roberts a su trabajo, será el desencadenante final no sólo para sentar en el banquillo a Frank Lucas y al resto de su familia, sino también para destapar a las ovejas negras existentes en departamentos policiales como la Unidad Especial de Investigación de Narcóticos (SIU).

Esta historia nos reserva como guinda del pastel la sorprendente relación que se establece entre el multimillonario empresario mafioso y el complicado policía, quien pasará de convertirse en acusador, para actuar, con posterioridad, como defensor de Frank Lucas.

El resto de detalles los dejo para deleite de los sentidos…, aunque esta película huele a alguna estatuilla de los Oscars.


2 comentarios:

Calle Quimera dijo...

Me gustò mucho la pelicula.Una pena que no contestes a los comentarios.SALUD¡¡¡.

Alex Sual dijo...

Snifff.. snifff... calle Quimera... procuro contestar a todos los comentarios que haceís... aunque, a veces, la falta de tiempo o el no tener nada que aportar... pues hace que me quede en silencio..
un saludo y gracias por visitar....

 

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