jueves, 1 de enero de 2009

Bienestar para tí, bienestar para todos...

Con permiso de un buen amigo, os adjunto un artículo que me encantó.

Tu cuerpo no es solo físico. A través de las represiones, muchas otras cosas han entrado en tus músculos y en la estructura de tu cuerpo. Si reprimes la ira, el veneno se queda en tu cuerpo. Se mete en tus músculos y en la sangre. Cuando reprimes algo, no solo se trata de un fenómeno mental, sino también físico porque, en realidad, no existe tal división. No eres un cuerpo y un alma; eres un cuerpo-alma, eres psicosomático. Eres ambas cosas. Todo lo que le hagas al cuerpo afecta a la mente y viceversa.

Por ejemplo cuando te enfadas ¿qué le sucede a tu cuerpo? Cada vez que te enfadas segregas cierto veneno que va a la sangre. Sin ese veneno no podrías enfadarte. Ese veneno tiene un objetivo; hacer que se desprenda tu ira. pero como eres educado, moral, ético, etc. disimulas tu ira. Aparentas no estar enfadado.

Si pudieras ser violento o agresivo, liberarías esa energía. Pero no puedes porque "no es lo correcto". En resumen, te has reprimido y ese veneno causa daños a tu cuerpo.


Es algo que ocurre día a día. Al final tu cuerpo acaba totalmente lesionado. Todos los nervios acaban dañados, pierden su fluidez, su flexibilidad, su vitalidad. Están muertos. han sido envenenados y acaban enredados.


A diferencia de los humanos cuando un animal se enfada, simplemente se enfada y desprende ira. El veneno no se queda en su cuerpo. Fíjate en cualquier animal y observa la gracia de su cuerpo. ¿Qué le ocurre al cuerpo humano? ¿Por qué no tiene esa gracia? Le han hecho algo. Lo han aplastado y su naturalidad espontánea ha desaparecido. Se ha quedado estancada. Hay veneno por todo tu cuerpo. La ira, la sexualidad, la codicia, la envidia y el odio reprimidos se han acumulado en todos tus músculos. Tu cuerpo está realmente enfermo.


Cuando tu cuerpo vuelva a estar receptivo y no haya bloqueos ni venenos, sentirás que te envuelve una ligera sensación de felicidad. hagas lo que hagas, siempre habrá una ligera sensación de alegría en tu cuerpo. La alegría no es el placer, el placer es aquello que se deriva de alguna otra cosa. La alegría es ser simplemente tu mismo, estar vivo, totalmente vibrante, vital. Tu cuerpo fluye, es como un río, te sientes feliz.


Ya hablamos sobre la naturalidad de los animales. Cuando se enfadan, simplemente se enfadan y desprenden ira. ¿Tenemos entonces que comportarnos como ellos ? No. Tenemos que reconocer que el ser humano tiene ese don de enfadarse, pues el enfado es antagonista de otro don: el amor.


Osho dice que una persona que no tiene la capacidad de enfadarse tampoco tiene la capacidad de amar. El enfado está directamente relacionado con el amor. La persona que ama en verdad, algunas veces se enfada mucho. Ese enfado es maravilloso, pues es consecuencia del amor. Por ejemplo:

Si alguien a quien de verdad amas está a punto de saltar a un abismo, ¿no te enfadarías? ¿No gritarías? ¿No estallaría tu energía?

En cambio cuando no amas a alguien entonces no quieres darle la energía de tu enfado, mantienes la compostura, cuando no quieres dar nada, no te arriesgas, sigues sonriendo, falsamente. Todo te da igual, incluido tú mismo.

La mente y el cuerpo no son dos cosas separadas: la mente es la parte más sutil del cuerpo y el cuerpo es la parte más burda de la mente. Se afectan mutuamente, corren paralelos, si reprimes algo en la mente, el cuerpo empieza un viaje de represión. Si la mente deja salir todo, el cuerpo también lo hace.



2 comentarios:

María Narro dijo...

sí, y llevas toda la razón ya que cuando reprimes ya no enfados sino penas gordas, impotencia, tristezas... el cuerpo pasa factura siempre.

besos.

Natalia Valdés dijo...

Hola Alex! Que razón que tiene este artículo... pero nos han educado para callar y ser buenos chicos..entonces ¿qué hacer???

 

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