lunes, 1 de septiembre de 2008

"El arte de la observación"

Araudi llevaba ya varios años leyendo los mejores libros y escuchando a los grandes oradores, pero consideraba que tanto estudio no le había abierto la mente suficientemente, por eso un día decidió pedirle consejo a un famoso maestro:

- Guruji, por favor, te ruego que me impartas una instrucción para aproximarme a la verdad. Tal vez tú dispongas de alguna enseñanza secreta.

Después de mirarle con curiosidad unos instantes, el maestro declaró:

- El gran secreto está en la observación. Nada escapa a una mente observadora y perceptiva. Ella misma se convierte en la enseñanza.

- Y entonces, ¿qué me aconsejas hacer?

- Tú observa - dijo el gurú -. Siéntate en la playa bien pegado a la orilla del mar, y observa cómo el sol se refleja en sus aguas. Deberás permanecer observando tanto tiempo como te sea necesario, tanto tiempo como te exija la apertura de tu compresión.

Durante días, el obediente discípulo se mantuvo en completa observación, sentado a la orilla del mar. Comía y dormía allí mismo para no perder ninguna posible revelación.

Observó el sol reflejándose sobre las aguas del océano, unas veces tranquilas, otras encrespadas.

Observó las leves ondulaciones de sus aguas cuando la mar estaba en calma y las olas gigantescas cuando llegaba la tempestad. Observó y observó, atento y ecuánime, meditativo y alerta. Y así, paulatinamente, se fue desarrollando su comprensión.

Su mente comenzó a modificarse y su conciencia a hallar otro modo mucho más rico de percibir.

Cuando el agradecido discípulo regresó junto al maestro, éste le preguntó:

-¿Has comprendido a través de la observación?

- - repuso satisfecho el discípulo -. Llevaba años efectuando los ritos, asistiendo a las ceremonias más sagradas, leyendo las escrituras, pero no había comprendido. Unos días de observación me han hecho comprender. El sol es nuestro interior, siempre brillante, autoluminoso, inafectado. Las aguas no lo mojan y las olas no lo alcanzan; es ajeno a la calma y la tempestad aparentes. Siempre permanece, inalterable, en sí mismo.

- Ésa es una enseñanza sublime- declaró el gurú-, la enseñanza que se desprende del arte de la observación.


Anónimo hindú.

2 comentarios:

Calle Quimera dijo...

Yo lo intento,pero no se mirar en mi interior.Siempre alterado. A veces intento meditar pero no se como hacerlo...me concentro,no pienso,pienso.....no tengo ni idea.Tendré que observar más.Salud¡¡¡.

Pedro dijo...

Acabo de mirar en mi interior y...¡Me he asustado!
¡Creo que voy a tener que hacer limpieza!
Os invito a ti y a "el otro lado de la cama" a una sangría en mi blog.
Besotes.

 

Design by Amanda @ Blogger Buster