Dos semanas en Madrid

Por motivos profesionales, he "vivido" durante dos semanas en esa gran urbe llamada Madrid.

Arribé una tarde de domingo a la estación de Puerta de Atocha con mi portátil al hombro y un abanico de ilusiones en la mente. A partir de ahí, comenzaba la aventura. Primero buscar medio de transporte para ir a Chamartín y, una vez allí, instalarme en lo que sería mi hogar durante quince días.

Calor, gente, tráfico, prisas y mi propia estampa al estilo Paco Martínez Soria, pero sin gallinas. ¡¡¡Qué de pueblo te sientes en la capital!!! Mientras intentas parecer de allí, comprendes que lo más útil es encender el reproductor MP3, mirar con seguridad y dejarte llevar por las sorpresas que pueda depararte ese lugar.

Lógicamente una estancia en Madrid, sea breve o no, requiere cierta organización por aquello de que hay tanto que ver, tanto que conocer, tanto que descubrir, tanto que vivir. Por tanto, cada mañana a las siete tocaba ponerse en marcha y dirigirse al lado profesional de esta visita.

Ciertamente este periplo ha supuesto un enriquecimiento no sólo a nivel profesional, sino también personal. Los conocimientos siempre son bienvenidos porque uno está en constante evolución, pero sin embargo lo más significativo es la depuración mental que sufres al conocer otras personas con las que redescubres esas ilusiones en duermevela que existen desde siempre dentro de uno mismo.

Como todo no va a ser trabajo, lógicamente existe una parte lúdica: Paseo por el centro de Madrid, visita por El Rastro, tardes de compras y cañas, etc.

Aunque la ciudad de Madrid te embriaga por cuanto no hallas en tu localidad habitual, el deseo de regresar al hogar no desaparece, sino más bien se acrecenta pensando en todo lo que allí te espera.

De las tardes de compras, me traje:

- Camiseta MRTS959E New Balance talla M

- Mallas Puma talla XL

Además de gastarme los euros en mi debilidad, también ha caído algún libro que cuando lo devoré, dejaré la reseña.

Por fin de vuelta a casa y a disfrutar de mis adquisiciones.